sábado, 7 de abril de 2012

La risa de Peli

Peli es muy alegre. Se ríe por todo, y con todo el mundo. No nos extraña nada cuando alguien lo coje en brazos. Cuando está en el parque, va con sus pasitos decididos a dónde él quiere, y sólo comprueba que yo esté cerca. Ve a los niños en el columpio y se ríe. Lo subo al columpio y se ríe.

Cuando lo desvisto y le muerdo la barriga o las piernecitas, se muere de risa y le entra el hipo. Cuando está en la bañera la disfruta plenamente y hace burbujas en el agua metiendo toda la cara y se ríe. Tiene una risa tan limpia, tan bonita, tan sincera.

Se vuelve loco de alegría con los perros. Se ríe viendo a su primo mayor correr, y lo intenta imitar. Se ríe cuando su padre lo lanza al aire y él cree que vuela.

Es tan intenso, que cuando llora, llora con la misma fuerza que cuando ríe. También llora por muchas cosas, por ponerse la chaqueta, por ponerse los zapatos, porque quiere la piruleta de su primo, porque no quiere salir de la bañera. Llora con fuerza y con lágrimas, y se le pasa el enfado tan rápido como le vino. Nunca ha cogido aún una rabieta importante (toco madera), siempre que llora es por un motivo, y se le pasa cuando lo pongo en el suelo, cuando lo muerdo, o cuando le doy un abrazo con cosquillas. Entonces me mira y me sonríe con sus dientes bien a la vista.

El otro día fuimos a casa de mi abuela, su bisabuela. Estaba la hija de una prima carnal mía, que tiene 6 años. Es una niña muy consentida. Sus abuelos (mis tios) en cuanto lleguemos ya dijeron que no se podían acercar a Peli porque la niña sufre. La única que cogió a Peli en brazos y le habló y le dió besos fue mi prima, la mamá de la niña.

La niña estaba seria, desde que ha nacido la he visto muy pocas veces, pero la he visto reirse veces contadas. Estaba en los brazos de su abuela, no nos quiso dar un beso a nadie, y no quería que se le acercara Peli bajo ningún concepto. Si Peli iba hacia uno de sus abuelos, lloraba y pedía que la cogieran en cuello.

Era un contraste muy grande con mi Peli, que estaba sonriendo a todos, contento de estar en un sitio nuevo y no muy explorado, que nos contaba cosas con su media lengua y se ponía a bailar con la tele. La niña seguía enfurruñada en brazos de su abuela tapandose la cara con sus manos, no quería ni vernos. Los abuelos (mis tios) nos gritaban que no nos acercaramos, que si podía ser que no cogieramos mucho a Peli porque la niña sentía muchos celos, y a la vez no hacían más que decirle que era la más guapa, que sólo la querían a ella, que ese niño se iba a ir pronto, que ella era la más lista...

Flaco favor le están haciendo. Yo me quedo con la risa de mi Peli.

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