domingo, 19 de febrero de 2012

Mi parto 2

Ya hablé de mi parto anteriormente, aquí. Hoy voy a profundizar un poco en él.

Durante todo el embarazo, no le tuve ningún miedo. Siempre he soportado muy bien el dolor, no me gustan los medicamentos ni los médicos y puedo aguantar un terrible dolor de cabeza durante días con tal de no ir al médico. Tengo una muela "inexistente", me explico, se me ha caido toda la muela que se "ve", pero está el nervio debajo. Llevo años aguantando dolores terribles de esa muela sólo por no sacarla, porque le tengo pánico a los dentistas. Me he pasado días en la cama en los que no podía ni hablar ni comer. Pero ahí está mi nervio querido. Desde que me quedé embarazada no me dolió mas, y ahora está cubierto por una encía o algo así, vamos, que no se ve.

Y por cosas así no le tenía miedo al parto. Sabía que el dolor sería durante unas horas, y siendo además para traer a mi Peli al mundo, creia que lo iba a aguantar perfectamente.

Mi cuñada tuvo a mi ahijada dos meses antes, y desde que le empezaron las contracciones, según ella, flojísimas, hasta que nació, no pasó ni una hora. No sufrió un dolor particularmente horrible ni mucho menos, en dos empujones la nena estaba fuera.

Mi hermana sin embargo para mi primer sobri pasó un parto un poco malo, lo tuvieron que sacar con ventosa. Pero ella tenía la epidural y no sentía dolor, aunque sentía "como si le estuvieran removiendo las tripas" cuando le metieron la ventosa.

Yo siempre decía que no iba a ser una de esas que gritan al dar a luz. Había decidido poner la epidural y estaba bastante tranquila, me moría de ganas de que Peli naciera.

Todas las mujeres que me contaron sus experiencias coincidian en una cosa: el dolor empezaba suave e iba subiendo de intensidad conforme el parto avanzara.

Cumplí el día 14, y se retrasó hasta el 22.

Estaba en la cama, a las 12 de la noche, me acababa de acostar. Derrepente sentí un dolor indescriptible. Me asusté porque pensé que algo iba mal. Me pareció demasiado dolor para ser el parto. Nos levantemos corriendo, me pegé una ducha rápida entre dolores atroces y nos fuimos al hospital.

El viaje fue horrible. El hospital está a 15 minutos de casa pero fue un infierno. Las contracciones cada vez eran más fuertes y cada menos tiempo. Lleguemos al hospital hacia la 1 de la mañana.

Cinturones, me pesaron, me midieron y para planta, aún no estaba dilatada.

Llegaron mis padres. En la habitación lo pasé fatal. Las contracciones eran cada minuto y medio aproximadamente, y duraban un minuto, asique sólo tenía medio minuto para descansar. Repito: el dolor era atroz. Jamás en mi vida sentí nada así. Hubo momentos en los que crei sinceramente que me iba a morir.

Había leido mucho acerca de el mejor ambiente para dar a luz. Tranquilidad, poca luz, pocas personas, la postura en la que una esté más cómoda, información acerca de todos los medicamentos que te pongan... Si soy sincera a mi me importaba una mierda que estuviera el hospital al completo mirandome, que hubiera mucha luz o poca, que me pusieran medicamentos hasta en las cejas, estar de pie o acostada. En el momento en que me entraba una contracción me tenía que encoger en la cama y la pasaba gritando. Yo, la que no iba a gritar.

Sobre las 4 la bolsa se rompió. Resumiendo, me bajaron, me pusieron la epidural y tuve aproximadamente 3 cuartos de hora de alivio relativo. Relativo porque el dolor seguía pero era más aguantable. La matrona que venía cada poco a ver cómo iba, se asombraba. Me decía que pocos partos tienen contracciones tan largas y tan poco respiro entre ellas.

Pasó el efecto de la epidural y pedí más. Llegó mi matrona, me miró, y ya estaba lo suficientemente dilatada. No podían ponerme más, tenía que parir a pelo. Al "potro" fui.

Allí si que fue un verdadero infierno. Despues de un buen rato de empujar como buenamente pude, Peli estaba encajado, tenía un poco de cabecita fuera y el resto dentro. Así estuvo dos horas, que se dice pronto. Imaginate dos horas con la cabeza de tu bebé "ahí" encajada. Yo no empujaba bien ni con fuerzas porque estaba agotada de tantas horas con esas contracciones tan bestias. Peli no salía.

Conmigo estaba el papá de Peli, mi matrona  y una enfermera. Yo gritaba como una loca. En ningún momento me riñeron ni me dijeron nada, sólo me daban palabras de ánimo, y yo loca de dolor las insultaba y les decía de todo. No me daban agua, y tenía la boca muy seca, y las quería matar.

Pregunté varias veces si el niño estaba bien, pero el resto de tiempo me lo pasé gritando sin poder contenerme cada vez que tenía una contraccion e intentando empujar como podía. Sentía tanto dolor que pensé que me iba a morir de un momento a otro.

Llegó otra matrona y me cogió la mano, me dijo que en la siguiente contracción cuando empujara saldría el nene, y así fue. El alivio fue indescriptible cuando salió y por fin paró el dolor. La placenta salió un rato despues.

Resumiendo un poco. Mi parto fue muy bestia. 9 horas muy bestias. No me dió tregua más que en los 45 minutos que me hizo efecto la epidural. Estaba tan fuera de mi que el papá de Peli estaba muy asustado y llegó a preguntar si me iba a morir.

Fue horrible. Pero Peli nació guapísimo, con un color perfecto, pese a estar dos horas encajado no salió con la cabecita deformada, me sonrió al mirarme y todo el dolor que había sufrido mereció la pena con creces.

Hace algun tiempo una conocida nos preguntó si ibamos a ir a por el segundo. Le dijimos que si, y ella me dijo: será porque has pasado un buen parto, si hubieras estado 3 horas para parir como yo... Le pregunté si había parido con epidural y me dijo que si. Ya hubiera querido yo ese parto.

Peli va a tener un hermanito/a en un futuro. Y si tengo que pasar otras 9 horas, o 20, o las que sean, de dolores, las pasaré. Porque no hay dolor que merezca más la pena pasar que el que se sufre al traer a nuestros hijos al mundo.

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